El 9 de diciembre de 1824, Antonio José de Sucre, con
6.000 soldados, se enfrentó y venció al virrey La Serna, quien guió 9.320
hombres, en el campo de batalla. Ayacucho, en lengua quechua, quiere decir “Rincón de los Muertos”.
Con Ayacucho se dio libertad al
Perú y también al Alto Perú, que después se llamó Bolivia.
Asistieron a Sucre oficiales de
la talla de Jacinto Lara, La Mar, Córdova, Miller y José Laurencio Silva.
Quedaron como prisioneros de guerra los generales La
Serna, Canterac, Valdez, Carratalá, Monet, Villalobos, Ferraz, Bedoya,
Somocurcio, Atero, Cacho, Landazuri, García Camba, Pardo, Vigil y Tur, 16
coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 oficiales y toda la tropa.
Sucre ofreció a los vencidos una
capitulación tan gloriosa como la misma batalla, por estimar que “es digno de
la generosidad americana conceder algunos honores a soldados que han
permanecido y vencido catorce años en el Perú”.
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